En un mundo cada vez más globalizado, es habitual encontrar tomates de Marruecos, carne de Argentina o vino de Chile en los estantes de los supermercados españoles. Sin embargo, detrás de esa aparente abundancia se esconde un alto coste ambiental. Frente a este modelo, el consumo de productos de proximidad, conocidos como productos de km 0, emerge como una alternativa más sostenible el consumo km 0. ¿Pero cuán real es su impacto positivo en el medioambiente? Analizamos dos puntos clave: la huella de carbono y la biodiversidad.
🚛 1. Huella de carbono: menos kilómetros, menos emisiones
Uno de los principales argumentos a favor del km 0 es la reducción de emisiones de CO₂ asociadas al transporte. Los productos importados recorren miles de kilómetros en barco, avión o camión refrigerado antes de llegar al consumidor final. En cambio, los alimentos km 0, al producirse y consumirse en un radio inferior a 100 km, eliminan buena parte de este transporte contaminante.
📊 Algunos datos relevantes:
Un kilo de judías verdes transportadas por avión desde Kenia puede generar hasta 10 kg de CO₂.
El mismo kilo producido localmente y transportado por camión genera menos de 0,5 kg de CO₂.
Según un informe de la FAO, el transporte representa hasta 11% de las emisiones totales del sistema alimentario global.
👉 Esto significa que elegir productos km 0 puede reducir drásticamente tu huella de carbono como consumidor.
🐝 2. Impacto en la biodiversidad local
Consumir productos locales también fomenta la conservación de variedades autóctonas y prácticas agrícolas sostenibles. Muchos productores km 0 trabajan con métodos agroecológicos, evitan pesticidas agresivos y apuestan por una agricultura más integrada en su entorno.
Por el contrario, las grandes explotaciones que abastecen al comercio internacional suelen:
Promover monocultivos intensivos que degradan el suelo.
Exigir estandarización genética (pérdida de diversidad vegetal).
Generar desechos no controlados en países exportadores.
Además, el km 0 favorece la preservación del paisaje rural y los ecosistemas cercanos, ya que evita el abandono de tierras agrícolas locales y apoya economías sostenibles a pequeña escala.
🌿 ¿Es el km 0 siempre mejor?
Aunque el km 0 tiene claros beneficios, también conviene matizar:
Un producto local producido de forma intensiva o con pesticidas puede ser menos sostenible que uno importado de forma ecológica.
La estacionalidad es clave: consumir productos fuera de temporada, aunque locales, puede implicar invernaderos con alto gasto energético.
La sostenibilidad, por tanto, no depende solo de la distancia, sino también de cómo se produce el alimento.
✅ Un cambio de hábito con mucho potencial
El consumo km 0 en los productos, es una de las formas más efectivas y accesibles de reducir tu huella ambiental como consumidor. No solo contribuyes a la reducción de emisiones de CO₂, sino que también proteges la biodiversidad local y apoyas modelos agrícolas más resilientes.
Comprar más cerca no es solo una elección gastronómica o económica: es un acto ambiental con impacto global.
